PORTAFOLIO DE DESEMPEÑO
EDITORIAL
Un editorial es un género periodístico- expositivo, que consiste en un texto no firmado que explica, valora y juzga un hecho noticioso de especial importancia. Se trata de una opinión colectiva, de un juicio institucional formulado en concordancia con la línea ideológica del medio.
Este texto es tradicional de los periódicos y suele aparecer situado en un lugar preferente dentro de la sección de opinión de un medio de comunicación. Aunque el editorial no lleva firma, ya que resume una opinión colectiva, hay periodistas encargados de su redacción, los llamados también editorialistas.
El editorial está siempre ligado a la actualidad, ya que su relación con un hecho reciente es lo que le otorga la característica de mensaje periodístico y lo aleja de ser un ensayo breve.
Este texto es tradicional de los periódicos y suele aparecer situado en un lugar preferente dentro de la sección de opinión de un medio de comunicación. Aunque el editorial no lleva firma, ya que resume una opinión colectiva, hay periodistas encargados de su redacción, los llamados también editorialistas.
El editorial está siempre ligado a la actualidad, ya que su relación con un hecho reciente es lo que le otorga la característica de mensaje periodístico y lo aleja de ser un ensayo breve.
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Funciones
El editorial puede cumplir diversas funciones a la vez. Las funciones del editorial son explicar los hechos y su importancia, dar antecedentes (contextualización histórica), predecir el futuro, formular juicios morales o de valor y llamar a la acción.
Se informa sobre un acontecimiento acerca del que se va a opinar, pero no se detiene en él, sino que los datos informativos que aporte serán únicamente el hilo conductor de las opiniones. Se explica el tema también porque el editorial presenta una visión articulada y relacionada de los acontecimientos, lo que ayuda a la comprensión del tema por parte del lector.
También tiene una función indagadora de lo que puede llegar a significar lo que está ocurriendo, captando el síntoma de futuros acontecimientos. El editorialista debe distinguir entre lo que hay de pasajero y accidental en un hecho de lo que es decisivo.
Los editoriales de acción buscan una respuesta del público por la transcendencia del tema. Se suelen publicar después de otros con un tono explicativo y persuasivo. El editorial que llama a la acción sería en este caso un broche final. Son muy frecuentes en los periodos electorales.
Tipos
Explicativos: en los que no se deduce ninguna opinión directa.
De tesis u opinión: en los que se expresa claramente la opinión favorable o desfavorable.
Según la función psíquica:
Informativos: se dirige al conocimiento o la percepción
Interpretativos: introduce causas, efectos, futuro, conjeturas, etc.
Para convencer: se dispone en forma retórica, con argumentaciones y contrargumentaciones, para tratar de llegar al ánimo del lector.
De acción: en el se tratan de poner en acción todos los resortes por los cuales se pueda mover la voluntad del lector.
Para Martínez Albertos el artículo editorial es la opinión del periódico respecto a las noticias que publica
Martín Vivaldi lo define como el Artículo periodístico en el que se comenta analiza, interpreta y valora, un hecho o noticia de especial relevancia o trascendencia local, nacional o internacional. Refleja generalmente, el pensamiento de la empresa editora como órgano de opinión.
Explicativos: en los que no se deduce ninguna opinión directa.
De tesis u opinión: en los que se expresa claramente la opinión favorable o desfavorable.
Según la función psíquica:
Informativos: se dirige al conocimiento o la percepción
Interpretativos: introduce causas, efectos, futuro, conjeturas, etc.
Para convencer: se dispone en forma retórica, con argumentaciones y contrargumentaciones, para tratar de llegar al ánimo del lector.
De acción: en el se tratan de poner en acción todos los resortes por los cuales se pueda mover la voluntad del lector.
Para Martínez Albertos el artículo editorial es la opinión del periódico respecto a las noticias que publica
Martín Vivaldi lo define como el Artículo periodístico en el que se comenta analiza, interpreta y valora, un hecho o noticia de especial relevancia o trascendencia local, nacional o internacional. Refleja generalmente, el pensamiento de la empresa editora como órgano de opinión.
MANUAL DE ESTILO
El manual de estilo no pretende ser un libro de estilo al uso. Se da por descontado que no es una gramática, aunque sí una fuente para resolver dudas comunes sobre el uso de nuestro idioma a la hora de escribir artículos de acuerdo con las convenciones acordadas por usuarios de la comunidad. Si, por otro lado, se pretende resolver dudas sobre el uso del español de acuerdo con las normas generales de la lengua castellana.
Normas generales de estilo
A la hora de redactar, deben tenerse en cuenta algunos consejos básicos que facilitarán tanto la elaboración como la lectura de los artículos:
Deben respetarse las normas del idioma español contenidas en las obras académicas de la Asociación de Academias de la Lengua Española.[1] En caso de que alguna duda no pueda resolverse mediante la consulta de dichas obras académicas, se establecerá consenso con fuentes de reconocida autoridad sobre el tema.
Se respetarán las normas ortográficas del idioma español prescritas en la Ortografía de la lengua española,[2] sancionada por la Asociación de Academias de la Lengua,[1] así como el uso correcto de los signos ortográficos. Si el usuario es consciente de cometer faltas de ortografía, no dude en solicitar a otro usuario la revisión del texto, o, en su defecto, revisarlo con un corrector automático.
Se respetarán las normas gramaticales del idioma español prescritas en la Nueva gramática de la lengua española.[3] En el caso de que el usuario tenga problemas de gramática al elaborar un artículo, es recomendable que solicite la revisión del texto por un usuario de mayor pericia.
En lexicología, se considerarán referentes los distintos diccionarios publicados por las Academias.[4] Dada la diversidad lexicológica en los distintos países de habla hispana, se admitirá el uso de otras fuentes expertas para dilucidar y consensuar las posibles dudas al respecto.
A nivel semántico, se revisará con atención lo que se escribe, especialmente en el uso de expresiones que podrían dar lugar a malinterpretaciones. Al usar una palabra polisémica, es recomendable que la acepción que debe tomarse en cada caso pueda deducirse del texto sin necesidad de conocer el contexto extralingüístico.
Se mantendrá el estilo enciclopédico en todos los artículos, con independencia de que el tema que éstos traten sea o no académico.
La estructura de la exposición puede seguir el siguiente modelo en la mayoría de los casos: introducción de la idea, desarrollo de los diferentes aspectos a considerar y, finalmente, conclusión.
Desarrollar una idea central en cada párrafo.
Siempre que sea posible, escribir oraciones cortas, convenientemente separadas por puntos. Es habitual ver oraciones que se alargan innecesariamente tres, cuatro y más líneas sin una pausa principal (punto).
Redactar las oraciones siguiendo su orden lógico: sujeto, verbo y complementos. Alterar esa estructura o abusar de pasivas añade complejidad, que puede ser innecesaria.
No abusar de enlaces coordinados ni subordinados. El exceso de coordinación o subordinación, alargando las oraciones varias líneas, puede hacer que perdamos de vista la idea principal.
Evitar los circunloquios —rodeos de palabras para dar a entender algo que hubiera podido expresarse más brevemente—. La oración «el rey llamó a su hermano, que acudió a la cita, y le propuso un trato» puede expresarse más concisamente como «el rey propuso un trato a su hermano» si no son relevantes los hechos de que lo llamase y aquel acudiese. El contexto suele proporcionar datos sobre la relevancia. «Estos animales suelen encontrarse la mayoría de las veces en lugares aislados de la luz donde el grado de humedad es más alto de lo normal» es un circunloquio que expresa lo mismo que «estos animales se encuentran casi siempre en lugares oscuros y húmedos».
Deben respetarse las normas del idioma español contenidas en las obras académicas de la Asociación de Academias de la Lengua Española.[1] En caso de que alguna duda no pueda resolverse mediante la consulta de dichas obras académicas, se establecerá consenso con fuentes de reconocida autoridad sobre el tema.
Se respetarán las normas ortográficas del idioma español prescritas en la Ortografía de la lengua española,[2] sancionada por la Asociación de Academias de la Lengua,[1] así como el uso correcto de los signos ortográficos. Si el usuario es consciente de cometer faltas de ortografía, no dude en solicitar a otro usuario la revisión del texto, o, en su defecto, revisarlo con un corrector automático.
Se respetarán las normas gramaticales del idioma español prescritas en la Nueva gramática de la lengua española.[3] En el caso de que el usuario tenga problemas de gramática al elaborar un artículo, es recomendable que solicite la revisión del texto por un usuario de mayor pericia.
En lexicología, se considerarán referentes los distintos diccionarios publicados por las Academias.[4] Dada la diversidad lexicológica en los distintos países de habla hispana, se admitirá el uso de otras fuentes expertas para dilucidar y consensuar las posibles dudas al respecto.
A nivel semántico, se revisará con atención lo que se escribe, especialmente en el uso de expresiones que podrían dar lugar a malinterpretaciones. Al usar una palabra polisémica, es recomendable que la acepción que debe tomarse en cada caso pueda deducirse del texto sin necesidad de conocer el contexto extralingüístico.
Se mantendrá el estilo enciclopédico en todos los artículos, con independencia de que el tema que éstos traten sea o no académico.
La estructura de la exposición puede seguir el siguiente modelo en la mayoría de los casos: introducción de la idea, desarrollo de los diferentes aspectos a considerar y, finalmente, conclusión.
Desarrollar una idea central en cada párrafo.
Siempre que sea posible, escribir oraciones cortas, convenientemente separadas por puntos. Es habitual ver oraciones que se alargan innecesariamente tres, cuatro y más líneas sin una pausa principal (punto).
Redactar las oraciones siguiendo su orden lógico: sujeto, verbo y complementos. Alterar esa estructura o abusar de pasivas añade complejidad, que puede ser innecesaria.
No abusar de enlaces coordinados ni subordinados. El exceso de coordinación o subordinación, alargando las oraciones varias líneas, puede hacer que perdamos de vista la idea principal.
Evitar los circunloquios —rodeos de palabras para dar a entender algo que hubiera podido expresarse más brevemente—. La oración «el rey llamó a su hermano, que acudió a la cita, y le propuso un trato» puede expresarse más concisamente como «el rey propuso un trato a su hermano» si no son relevantes los hechos de que lo llamase y aquel acudiese. El contexto suele proporcionar datos sobre la relevancia. «Estos animales suelen encontrarse la mayoría de las veces en lugares aislados de la luz donde el grado de humedad es más alto de lo normal» es un circunloquio que expresa lo mismo que «estos animales se encuentran casi siempre en lugares oscuros y húmedos».
CIBERGRAFÍA
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