TEORIA SUBJETIVA DEL VALOR
Uno de los temas que siempre ha preocupado a los economistas es la teoría del valor. Mucho se ha escrito sobre este tema de forma desafortunada. Ya Adam Smith distinguía entre dos tipos de precios: el precio natural y el precio de mercado. Para Smith el precio natural es el que está formado por todas las tasas corrientes de cada uno de sus elementos; como el salario, la renta y los beneficios. El precio de mercado viene dado por la relación de la oferta y la demanda para cada mercancía en un momento determinado. El precio de mercado debe tender a igualarse con el natural “cuando en el tráfico respectivo hay perfecta libertad”[1].
Esta idea se reforzó en los autores inmediatamente posteriores, a saber, 1) existe un precio objetivo, que es natural y donde tienden los precios de cada producto y 2) la mejor forma de llegar a ellos es a través de la libre competencia; del laissez–faire. A finales del siglo XIX con autores como Vilfredo Pareto, León Walras, Francis Y. Edgeworth… la economía empezó a tomar un nuevo rumbo, la de la abstracción o matematización radical. La segunda tesis (sólo se puede llegar al precio objetivo por medio del libre mercado) aún seguía estando viva, pero el objeto del economista cambió, ya no era un pensador o un filósofo que intentaba descifrar las acciones humanas del mercado, sino que se iba convirtiendo poco a poco en un técnico, en un ingeniero social que moldeaba la economía para llegar a ciertos fines sociales óptimos, el economista se convertía en un político más, en un ingeniero social. Desde entonces hasta ahora la economía, ciertamente, sólo ha registrado un profundo declive incapaz de poder explicar muchos fenómenos generales, e incapaz también de crear teorías universales, necesarias y atemporales. Esta nueva tendencia del pensamiento económico dio lugar a escuelas que creían poder organizar los acontecimientos económicos mediante restricciones o ampliaciones en la oferta, en la demanda, aumentando impuestos, creando políticas y controles de precios, restringiendo o incrementando la cantidad de dinero… Las principales escuelas que surgieron de este nuevo pensamiento fueron el monetarismo y el keynesianismo. Las dos escuelas son neoclásicas en cuanto creen en un “precio” objetivo del valor. Éste puede ser alcanzado mediante fuerza bruta restringiendo la libertad de la demanda y oferta. Para llegar a este valor objetivo es necesario inventar salarios mínimos, precios máximos, cuotas a la importación y exportación, convenios de producción entre países, leyes mundiales anti–dumping, tribunales de la libre competencia, bancos centrales que manipulen el dinero… ¿Y cómo se mantiene todo esto? Con impuestos y deuda estatal. En otras palabras, no sólo se roba arbitrariamente, y de forma desigual a todos los individuos con impuestos, o se hipoteca la seguridad económica de la sociedad emitiendo deuda (en los dos casos, desde el más pobre al más rico), sino que además se restringe su libertad de consumo, de ahorro e inversión. Estas políticas, basadas en falsos pretextos económicos, han llegado al punto de convertir al individuo en un siervo del estado.
Pero entre esos economistas de finales del siglo XIX surgió uno capaz de darse cuenta de todas estas falacias y lo suficientemente sabio como para crear una auténtica teoría del valor, su nombre era Carl Menger, creador de la Escuela Austriaca del Pensamiento y su principal aportación: la teoría subjetiva del valor. Menger desmintió la teoría objetiva del valor, y es que efectivamente, el valor no puede ser alcanzado por el conocimiento matemático o positivista. El valor y los costes son subjetivos. Las necesidades no son cardinales o mesurables, sino ordinales y contingentes, es decir, dependen del momento, la escasez y necesidades futuras. No existe un precio natural objetivo al que tienda el mercado, éste está en continua lucha y movimiento sin tendencia alguna. Los movimientos de la oferta y demanda jamás se han podido, ni podrán, expresar con ninguna fórmula o gráfico. La razón por la cual los economistas creyeron que existía un precio objetivo se debe a la propia estructura que el hombre tiene para hacer formulaciones sobre los fenómenos complejos. El hombre necesita crear esquemas cognitivos que le ayuden a pensar de una forma ágil y por eso necesita simplificar los sucesos que les rodean buscando movimientos tendenciales. La tendencia a un precio natural sólo surge de la metodología humana no del fenómeno natural del mercado, éste no entiende de puntos de equilibrio, curvas de indiferencia, isocuantas… el mercado es anarquía pura capaz de ordenarse sola, es un continuo proceso de creación y destrucción. En este sentido, los economistas no han sabido interpretar las acciones humanas que llevan al mercado, se han dejado llevar por su simple estructura lineal cartesiana aplicándola a un proceso que es muy superior a ellos mismos, y esta es la razón por la cual en los últimos años se han creado tantas teorías que sólo nacer han muerto por ser incapaces de adaptarse al resto de la economía. En parte por esta razón, en los últimos años la doctrina neoclásica ha sido golpeada duramente, la regulación que ha aplicado sobre la oferta monetaria no ha prevenido a ningún país de una crisis, sus controles de precios sólo han perjudicado a las naciones y sus salarios mínimos sólo han creado desempleos.
EXPONENTES
CARL MENGUER
Entonces, ¿qué visión tenia Menger sobre el valor?, ¿cómo se entiende la teoría subjetiva del valor?, y ¿qué aplicaciones se pueden sacar de ella?
Según Menger cada agente económico asigna su propia valoración a los bienes, por lo que no puede afirmarse, económicamente, que los precios dependan de los costes sino todo lo contrario. Efectivamente, el precio de un producto o servicio no se crea siguiendo la suma de todos sus costes más el margen del empresario, sino que es al contrario, al producto se le asigna en el mercado un precio y a partir de aquí se moldean sus costes. Un producto puede salir al mercado por encima de la suma de sus costes o por debajo, eso lo decide el empresario, y según la respuesta del consumidor, la competencia y los procesos de producción los costes se van moldeando al mejor precio del momento que es el que demanda el cliente.
"Todas las cosas son subjetivas a la ley de causa y efecto. Este gran principio no tiene excepción alguna.”“Carl Menger”
WILLIAM JEVONS
Nació en una familia de comerciantes de buena posición económica que se arruinó antes de que pudiera terminar los estudios que realizó en el University College de Londres, estudios los cuales abandonó en 1854, para viajar a Sídney, Australia, donde trabajó en la Casa de la Moneda de Sídney. Interesándose por la economía política y los estudios de carácter social. Regresó a Londres en 1859 para escribir obras de contenido económico, exponiendo, de forma contemporánea a K. Menger, la teoría marginalista.
La teoría marginalista desechó la del valor-trabajo que heredó de la escuela clásica. Se enfoca —por medio de la subjetividad— en la satisfacción del consumidor, denominándolo «utilidad marginal». Fue uno de los primeros en introducir el rigor matemático en la economía.
En 1866 Jevons es nombrado profesor de política económica del Owens College de Manchester y desde 1876 del University College londinense.
A comienzo de la década de 1870, simultáneamente a otros trabajos de Walras y Menger, publica una elaborada síntesis de las teorías del consumo, del intercambio y de la distribución, asentando así las bases para la "revolución marginalista" que le siguió.
Considera que la utilidad sólo puede ser medida en términos ordinales y que la utilidad proporcionada por un bien es inversamente proporcional a la cantidad de ese bien previamente poseída. Establece claramente la diferencia entre utilidad total y lo que llamó "grado final de utilidad", que después recibió el nombre de utilidad marginal.
Afirmó que "el valor del trabajo debe determinarse a partir del valor del producto y no el valor del producto a partir del valor del trabajo" contradiciendo así la teoría clásica de la tradición ricardiana y marxista.
Durante su vida en Inglaterra escribió varias obras de contenido económico, en las cuales expuso los principios de la teoría marginalista, además de elaborar una hipótesis de la renta, del interés y de la productividad del capital, entre los diversos temas que abordó.
LEÓN WALRAS
Simultáneamente con William Jevons y Carl Menger, pero trabajando independientemente de ellos, creó el concepto de "utilidad marginal" que originó el marginalismo como corriente del análisis económico, en el seno del cual se pueden distinguir tres escuelas:
Escuela de Lausanne, con León Walras y su sucesor, Wilfredo Pareto
Escuela Austríaca de Economía, con Carl Menger
Escuela de Cambridge, con William Jevons
Para Walras la teoría económica se basa en dos supuestos: por una parte cada persona, o empresa tiende a maximizar su ganancia y por otra parte la demanda de cada bien debe igualar a su oferta. Se apoyó en la curva de demanda propuesta por Cournot, pero observó que solamente se aplica estrictamente al intercambio de dos bienes, por lo que se ocupó de deducir la curva de oferta de uno de los bienes a partir de la curva de demanda del otro. Para expresar matemáticamente los factores de los que depende la oferta, usó la teoría de los servicios productivos de Jean Baptiste Say (la venta de una unidad de un servicio comporta para su poseedor una privación de utilidad).
Concluyó que las funciones de demanda y oferta de un producto dependen tanto de su precio, como de los precios de los demás productos, rentas, costos de producción y otros factores. Los actores económicos proceden mediante un "tanteo", que aunque significa respuestas individuales diferentes, finalmente resulta en un comportamiento que tiende a maximizar la utilidad. El punto de equilibrio de cada mercado depende de los que sucede en los demás mercados, por lo que la determinación del equilibrio general, de todo el mercado, implica la determinación simultánea del equilibrio parcial de cada mercado. Walras construyó entonces un sistema de ecuaciones que define el equilibrio estático de este sistema de cantidades interdependientes.
Su teoría monetaria partió de la necesidad individual de medios de pago, análoga a la demanda de un bien (el dinero), cuyo comportamiento se rige también por la utilidad marginal y es predecible mediante "ecuaciones de circulación".
COMENTARIO:
La teoría subjetiva del valor es un tema muy importante, ya que, como comunicadores necesitamos comprender las diversas formas por las cuales se entiende el mundo económico, es interesante saber que pensaban los teóricos de la economía. Ésta teoría propone la división de las cosas por igual según lo que necesitemos, es decir, si sólo necesitamos una libra de sal ¿por qué comprar un kilo? Entonces lo que propone es el gasto necesario de lo que obtenemos y no excedernos.
Tomado de: http://www.google.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario