NO SOY UN HOMBRE DE MODA, SOY UN HOMBRE DE COMODIDAD
Sentado en un taburete con espaldar de pelo de vaca color café, se encuentra Humberto Medina un agricultor de 54 años que aunque su apariencia es un poco tosca, se puede sentir lo maravilloso que es.
Él es un hombre de contextura gruesa, alto, blanco, ojos cafés, pelo crespo aunque con algunas canas y una sonrisa inigualable, vive en una vereda del municipio de Sopetrán, llamada Los Pomos, ubicado al Occidente de Antioquia. Es una persona amable, cariñosa, comprensiva, de muy buen humor, inteligente y tantos atributos que no se podrían enumerar.
Él no es de la realeza, es de una familia campesina que pasó su vida trabajando y sobreviviendo con muchas dificultades.
Con un tono muy serio empieza a contarme muchas historias de su vida, en la cual intervienen sus hermanos y su mamá esa mujer que tanto adora, aunque son cortas dejaron en mi demasiadas enseñanzas.
“cuando mi madre estudiaba, le tocaba irse caminando hasta la escuela de los cedros una vereda de San Jerónimo, y a la hora del almuerzo, se devolvía hasta la casa a comerse una bolsada de caña de azúcar porque no había nada más”. Allí es donde realmente vemos los contrastes de los diferentes modos de vivir y por los cuales empezamos a valorar lo que tenemos.
Este hombre es casado desde hace 20 años con Mariela Torres y aún no comprende porque lo hizo, no es que no la quiera, por el contario la ama y mucho pero desde ese momento empezaron sus problemas, problemas que según él le trajeron mucha felicidad.
Humberto es un gran crítico de la sociedad, no entiende por qué la gente es tan preocupada por la moda, por esta razón le pregunté ¿Qué piensas de la moda actual? Me dio una respuesta que me dejaron mis labios callados, mis ojos aguados mi rostro asombrado y mi corazón quebrantado.
“yo no soy un hombre de moda, soy un hombre de comodidad. Imagínese que cuando yo era pequeño no nos daban ropa para estrenar, sino, que nos pasaban la de los hermanos mayores y aunque estaba desgastada era una felicidad tenerla pues para mí era como nueva, pero se volvía aún más grande ese sentimiento, era inexplicable”.
Aunque nunca tuvo una educación, es un teso para la matemática y le hubiera gustado estudiarla pura, ha estado en cursos de calculo que han dado en la escuela de la vereda, siempre ha sido un hombre con objetivos claros y lo que se ha propuesto lo ha cumplido. Es un apasionado por el trabajo, un paisa de pura cepa, un luchador lleno de esperanzas no para él sino para sus hijos, sus tres maravillosos hijos, dos hombres y una mujer, a sus muchachos ya los saco adelante ahora sigue luchando por su hija, su niña, como él la llama, ella estudia Comunicación Social en la Fundación Universitaria Luis Amigó, siempre ha apoyado los sueños de sus hijos ayudándolos en lo que pueda, pues dice que lo más importante es la educación y esa es la herencia que más vale.
Con sus manos ha labrado la tierra desde muy pequeño, cuando le ayudaba a su padre a cultivar el café, producto que le ha traído muchos beneficios pues con eso está pagando el semestre de su niña, ahora es parte fundamental de la Cooperativa de Caficultores de Antioquia, ya que les ha traído muchos beneficios a la institución y a los caficultores de Sopetrán.
Para el futuro él espera que Dios le permita ver a sus hijos totalmente organizados, con casa propia, con una profesión y muy felices, espera recoger los frutos de todo lo que lucho para darles una vida diferente de la que a él le toco pero que agradece, pues si no fuera por eso no valoraría tanto lo que tiene y no hubiera aprendido a luchar por su familia, sólo ese día quisiera que llegara su fin, día que sus hijos no quieren que llegue. Este hombre maravilloso es mi padre y me siento orgullosa y demasiado bendecida por tenerlo a él y a mi madre.
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